Los orígenes del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se remontan a 1866, año en que Josep Maria Bocabella i Verdaguer funda la Associación Espiritual de Devotos de San José, que a partir del año 1874 promueve la construcción de un templo expiatorio dedicado a la Sagrada Familia. En 1881, y gracias a varios donativos, la Asociación compra una parcela de terreno de 12.800m² entre las calles de Marina, Provença, Sardenya y Mallorca para construir el templo.

La primera piedra se coloca el 19 de marzo de 1882, festividad de San José, en un acto solemne que preside el obispo de la ciudad, Josep Urquinaona. A partir de entonces se inicia la construcción, que empieza por la cripta situada debajo del ábside según un diseño neogótico del arquitecto Francisco de Paula del Villar y Lozano, el primer arquitecto del templo. Éste, poco tiempo después y por discrepancias con los promotores, abandona la dirección de la obra, y el encargo pasa a manos de Antoni Gaudí.

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Simbólicamente, la basílica de la Sagrada Familia es la expresión en piedra de la fe cristiana. En este templo, que enaltece a la familia de Nazaret como modelo de familia unida, los cristianos reconocen aquello en lo que creen, particularmente los fieles de la Iglesia católica. Aun así, quienes profesan una fe que no sea la cristiana o no profesan ninguna pueden encontrar las claves para entender los fundamentos de esta religión, es decir, la historia de la Iglesia, las sagradas escrituras, la tradición y la advocación de los santos, la doctrina y el culto cristiano.

La Sagrada Familia es un centro de espiritualidad internacional que, en un lugar excepcional, desea acoger personas de todas las procedencias y credos e invitarlas a compartir un sentido de la vida, basado en el amor, la armonía, el bien, la generosidad y la paz.